Así repercute en tu cerebro fruncir el ceño

La pandemia del coronavirus ha hecho que este sea uno de los años en los que más nos hemos quejado. Se podría decir que la queja, el lamento y el enfado están justificadas debido a dicha situación. Pero más allá de esto hay personas que tienen cierta tendencia a quejarse. Esto se ha visto retroalimentado gracias a la existencia de medios de comunicación donde podemos volcar nuestra rabia contra desconocidos que solo vemos a través de una pantalla. Pero ¿Qué efectos tiene en nuestro cerebro mantenernos constantemente con el ceño fruncido?

Foto de freestocks.org en Pexels

Cuando una persona se queja continuamente de su vida, esto puede llegar a convertirse en un acto inconsciente, donde este pensamiento se vuelve continuo y reiterativo. Aunque suene algo simple, la gratitud es el contrario del enfado. Los enfados crónicos crean vías neuronales que alimentan esta forma negativa de pensar y que hace que cada vez sea más difícil internalizar algo positivo. A su vez, vivir contrariado con tu entorno no solo te afecta a ti, sino que influye en las personas que te rodean. Cuando escuchas a una persona quejarse todo el rato, tu cuerpo genera mucho más cortisol(hormona del estrés), lo que puede generar problemas digestivos, insomnio, depresión e incluso aumenta el riesgo cardiaco.

¿Esto quiere decir que no debo quejarme nunca? No, muchas veces la queja es necesaria. Al quejarnos liberamos la tensión y frustración que sentimos. El momento de frenar dicha sensación es cuando la dirigimos hacia aspectos de tu vida que supuestamente están bien. 

Claro que dicho así suena muy sencillo, en lo general es muy difícil modificar la forma en la que vemos la vida de la noche a la mañana. Por eso una de las técnicas que ofrecen los psicólogos es escribir estos pensamientos negativos en un papel. Cuando eres consciente de aquello que te molesta puedes verlo de una manera positiva que te ayuda a cambiarla. Solo hace falta un pequeño cambio de perspectiva para comenzar a apreciar las cosas buenas que tienes y más en estos tiempos. El simple hecho de poder salir a la calle y estar sano es algo de lo que deberíamos estar agradecidos.

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