Cuanto más seguros estamos de nuestra inteligencia, más nos dejamos engañar.

Abracadabra, patas de.... 

La magia, ese arte o ciencia oculta nacida en la antigüedad y que ha sido tan categorizada desde entonces podría volver a tomar relevancia en el campo de la neurociencia. Media vida ligada al mundo de brujas y sacerdotes, a las supersticiones y que se ha utilizado para mantener el poder y controlar voluntades. 

Los magos empezaron a aproximarse a la ciencia a finales del XIX para combatir el fraude del espiritismo. Incluso algunos presentaban sus espectáculos como física recreativa. Luego, el cine ocupó el espacio del ilusionismo y decayeron las aproximaciones científicas a la magia hasta que a finales del siglo XX entra en juego la neurociencia.

Jordi Camí. director del Parque de Investigación Biomédica de Barcelona  y Luis M. Martínez, responsable del laboratorio de Analogías Visuales del Instituto de Neurociencias de Alicante, publican un libro (El cerebro ilusionista), en el que la magia sirve para indagar sobre el cerebro. Su trabajo parte de un dato básico: el mago no engaña la mirada del espectador, engaña a su cerebro. Un ojo humano recibe demasiadas imágenes por segundo y un tercio del cerebro se dedica a procesar los datos que proceden de la visión. Sin embargo, es incapaz de administrar toda la información que recibe con intermitencias (debido a parpadeos y movimientos oculares inconscientes). Esto le obliga a construir una ilusión de continuidad, hacer inferencias y anticipar constantemente acontecimientos.

Y aquí es donde entra en juego la disonancia cognitiva. Las personas tienen una fuerte necesidad de que sus creencias, actitudes y su conducta sean coherentes entre sí, evitando contradicciones entre estos elementos. Cuando sus creencias o actitudes entran en conflicto con lo que hacen o ven, les crea ansiedad o tensión. Y aplicado a este caso, se crea una contradicción incomprendida por tu cerebro entre lo que este anticipó que iba a pasar y lo que en realidad sucede gracias al truco de magia. Todo esto explica las dos reglas principales para un mago: no repetir un juego y no dar explicaciones anticipadas sobre lo que finalmente se verá.

El libro se centra en los procesos cognitivos. Trata primero aspectos del cerebro y sus funciones, para luego explicar los trucos de manipulación psicológica que utilizan los magos.


http://www.elartedelaestrategia.com/mente_trucos_de_magia_que_enganan_al_cerebro_2.html#.X-uEUthKjIU


Y para terminar...una reflexión extraída de una cita de propio libro.

“Es significativo que las nuevas tecnologías no nos asustan aunque no las entendamos —por ejemplo el móvil— y, en cambio, siguen sorprendiéndonos efectos de magia del siglo XVIII. Eso quiere decir que la magia interpela mecanismos básicos del cerebro, automáticos, inconscientes”.

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