La saciedad y el cerebro
Cuando terminamos de comer nos saciamos. Pero ¿Qué le ocurre exactamente a nuestro cuerpo para que tengamos esta sensación de plenitud?
Pues bien, sabemos que el tejido adiposo libera una proteína llamada leptina, una hormona que indica las reservas energéticas de nuestro cuerpo. El tracto gastrointestinal también libera sustancias mientras comemos que inhiben el hambre, mientras que también hay otras que se liberan cuando pasamos mucho tiempo sin comer. ¿Y que hace nuestro cerebro?
Un nuevo estudio elaborado con ratones muestra que se produce una cascada de reacciones después de que aumenten los niveles de glucosa en sangre. Se cree que la plenitud y la saciedad dependen en cierta parte de la plasticidad sináptica. Ciertos científicos apuntan que incluso en ciertos casos de obesidad esta plasticidad podría encontrarse alterada. Los investigadores se han fijado en unas neuronas en la base del cerebro que responden a una molécula llamada POMC. Éstas regulan el apetito, la ingesta de comida, el comportamiento sexual, la lactancia e incluso el ciclo reproductivo. La importancia de dichas neuronas reside en que poseen conexiones especialmente maleables.
Los investigadores han descubierto que comidas con un alto contenido en grasa no producen ninguna modificación en este tipo de células, queda por determinar si es debido a que las grasas no producen saciedad o quizás lo hagan de una forma distinta.
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