Qué se siente al recibir un diagnóstico de autismo siendo adulto
Como ya hemos comentado tras varias publicaciones sobre este trastorno, el TEA acompaña a la persona a lo largo de toda su vida. Esta afirmación implica que hay personas con autismo en las diferentes etapas del ciclo vital: infancia, adolescencia y juventud, madurez y vejez.
Es interesante destacarlo porque, con frecuencia, las noticias toman “la parte por el todo” y se refieren solo a los/as niños/as con autismo, a pesar de que el contenido de las mismas abarca al colectivo en general.
También se suele prestar más atención a informaciones en las que están involucrados menores, ya que la sociedad es más sensible a los problemas de la infancia. Pero no debemos olvidar que los niños crecen y se convertirán en adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos con TEA. Y que todos forman parte del colectivo y necesitan reivindicar de igual manera que se le de visibilidad a sus necesidades.
Muchas personas adultas pueden cumplir ciertos criterios del autismo pero aún no han sido diagnosticadas. Estas personas no habrán recibido la atención, las prestaciones, la ayuda ni el asesoramiento que se ofrece a las personas a las que sí se ha diagnosticado. Por el contrario, es muy posible que los juicios acerca de su comportamiento les hayan causado marginación, ansiedad, inseguridad y dudas respecto a quiénes son y cómo encajan en la sociedad. Y aún por encima de todo esto, seguramente tendrán más dificultades para acceder a la ayuda que realmente necesitan.
Para concluir este hilo y dejar una reflexión queremos dejar claro que evidentemente hay muchos puntos de vista a la hora de ver el autismo. Pero en lugar de verlo como una carencia o algo “que no es normal”, debemos verlo como una forma de reflexionar acerca de lo diferentes que somos las personas y todo lo que eso nos aporta.
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