Somos seres hormonados
Hoy comenzaremos una nueva sección en la que comentaremos algunas curiosidades del fascinante mundo de las hormonas. Estas son mensajeros químicos del cuerpo que circulan a través de la sangre hacia los órganos y tejidos y regulan numerosas funciones. Intervienen en el metabolismo, el crecimiento y desarrollo, la reproducción, y lo que más nos interesa, el estado de ánimo y el comportamiento.
La hipófisis es una pequeña glándula situada en el interior
del cráneo, en la región de la silla turca, y está unida al hipotálamo, que es
una parte del cerebro situada bajo el tálamo. El hipotálamo secreta 8 hormonas
diferentes y la hipófisis 7, la mayoría de las cuales controlan el
funcionamiento de otras glándulas endocrinas. Digamos que son el centro de
mando del control hormonal. Juntos forman el eje hipotálamo-hipofisario, que tiene
una importancia crucial.
Si sufriéramos algún tipo de desajuste hormonal, además de poder afectarnos en muchos otros ámbitos, podría influenciar nuestro comportamiento y conducta. Según estudios realizados por la Emory University School of Medicine (Atlanta, EEUU), existe una relación entre la concentración de receptores hormonales en el cerebro y la facilidad con la que se establecen lazos de distintos tipos entre las personas. Para poder gozar de una buena salud y estado de ánimo adecuados es importante que las hormonas se encuentren en equilibrio.
Entre las hormonas que más influyen en nuestro
comportamiento destacan la adrenalina, las endorfinas, el cortisol, la
serotonina, etc.
En las próximas entradas desarrollaremos en más profundidad
la actuación de cada una de ellas y el efecto que tienen en nuestro cerebro.
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