Con los cinco sentidos

Definimos con el nombre de sensación a la impresión que los estímulos externos generan en la conciencia y que es recogida por medio de alguno de los sentidos. Los acontecimientos importantes o novedosos, como puede ser la primera clase de la universidad, provocan emociones que quedan grabadas en el cerebro de forma permanente, junto con la memoria y los recuerdos.

El proceso de captación de sensaciones es relativamente simple y muy automático, es decir, los receptores sensoriales se activan en función de la presencia o la ausencia de estímulos. Aunque podemos centrar nuestra atención en captar determinadas sensaciones, constantemente estamos procesando mucha más información captada por los sentidos de la que normalmente somos conscientes.

Una vez procesadas, las sensaciones se guardan en el cerebro. Seguramente te sonará haberte comido alguna vez una gominola o un dulce y de pronto sentirte como si estuvieras otra vez pasando por una época de tu infancia. Pues esto sucede porque las sensaciones evocan, de forma enérgica y emotiva, recuerdos de nuestro pasado.

Como ya hemos ido descubriendo a lo largo de las distintas entradas de este blog, la memoria no puede ser entendida como una entidad única, sino que presenta varios sistemas interrelacionados. De entre todos ellos, la que nos interesa en este caso es la denominada memoria implícita, que engloba en sí misma diversas fuentes, como la memoria emocional o la motora. El conjunto de ambas se ocupa de mantener a buen recaudo los recuerdos sensoriales.

A nivel neurológico son varias las estructuras implicadas. En primer lugar, la amígdala es la encargada de darles el tinte emocional a las experiencias y recuerdos mediante la liberación de determinadas hormonas. A continuación, estos viajan hasta el hipocampo, el centro de administración que los distribuye a diversas partes del cerebro donde son procesados los sentidos para, posteriormente, permitir la orientación espacial que nos permita recuperarlos.
Pero definitivamente, ninguna parte de este procedimiento neurológico sería posible sin la participación fundamental e imprescindible de los órganos de los sentidos.


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