¿Podrías nacer de nuevo?

Quizá te hayas sorprendido un poco al leer el título, pero no te preocupes, ahora lo aclaramos. En el anterior post aprendimos a cerca del sistema cognitivo del recién nacido, de sus sentidos y de su lenguaje particular (https://neuronewsusc.blogspot.com/2020/11/nuestro-software-inicial.html), pero nos faltó un parte muy importante del proceso, el área física.

Al pensar en un parto natural lo primero que se nos viene a la cabeza es una matrona o un médico y una mujer bastante dolorida haciendo fuerza como si no hubiera un mañana, pero lo que nunca tenemos en cuenta es que todo eso está siendo controlado por alguien que ni siquiera ha nacido todavía y que no sabe muy bien lo que está haciendo, simplemente lo hace.

El feto es el que decide cuando es el momento idóneo para venir al mundo en base a una información que está gravada en nuestro ADN desde nuestros primeros antepasados y que aún no conocemos del todo como funciona. Desde unas horas antes del parto, el pequeño se prepara para nacer absorbiendo la mayor cantidad posible de elementos nutritivos de la placenta y provocando la producción de una gran cantidad de endorfinas que funcionarán como un analgésico para su madre.

Es muy probable que el feto sepa con gran precisión cuando va a nacer y, para ello, modifique de forma drástica el equilibrio hormonal de su madre para provocar el parto. A partir de este momento, el niño se prepara adoptando la posición fetal. En el instante preciso, busca la salida realizando un giro sobre sí mismo, lo que le hace descubrir que, si mantiene la barbilla inclinada hacia el pecho, el diámetro de su cráneo se reduce y, por tanto, el paso es más sencillo. Por último, se deja empujar sin oponer resistencia y ya tenemos una nueva vida en el mundo.


Es curioso pensar que ahora mismo, tanto tú como yo sabemos hablar, leer, caminar, etc. pero si alguien nos preguntara como nacimos no tendríamos ni la más remota idea. Además, tampoco conservamos ciertos reflejos primarios que sí que teníamos al venir al mundo.

Los reflejos que antes se manifiestan y unos de los más importantes son el de búsqueda y el de succión. Si algo toca la comisura de la boca de un recién nacido, este moverá la cabeza buscando en la dirección del estímulo, y si algo toca su paladar, el niño reaccionará succionando. Ambos son movimientos completamente involuntarios que el sistema nervioso tiene guardados para iniciar la alimentación.

También existen otros reflejos en estos pequeños que son la base para el desarrollo de movimientos más complejos y que se suelen comprobar al poco tiempo de nacer para saber que el recién nacido está sano. Uno de ellos es el reflejo de Moro o de sobresalto. Se explora dejando caer bruscamente la cabeza hacia atrás, lo que hace al bebé abrir los brazos y las piernas y llorar. También lo puede desencadenar un sonido. Otros de ellos son el reflejo prensil palmar, en el que el pequeño cierra los dedos y agarra el dedo de la madre o el reflejo de la marcha automática, en el que da pasos rápidos si lo sostenemos sobre una superficie dura.

                            Comprobación pediátrica del Reflejo de Moro

Estos reflejos primarios que hemos nombrado y muchos otros funcionan como una reacción de supervivencia ante posibles amenazas y también ayudan al recién nacido a interaccionar con su alrededor. Muchos de estos reflejos van desapareciendo conforme el bebé va creciendo porque ya no los necesita al ir aprendiendo. Por ello no creas que te has olvidado de hacer estas cosas tan “básicas”, simplemente has actualizado tu versión de software 😉.

URL imagen ADN

URL dibujo madre de parto

URL vídeo reflejo de Moro

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